Nuestra filosofía tiene como fundamento la herencia de la visión de nuestro padre fundador José María Cázares y Martínez, desde su pensamiento humanista considerando al ser humano como aquel que confía en el Dios que le da vida en abundancia. Su marco axiológico se centra en los valores y virtudes, entendiendo que los valores pueden alcanzarse con la inteligencia y el esfuerzo humano, orientados al crecimiento personal, se refieren a  lo que se considera bueno, deseable o necesario para la vida pero son ambiguos, porque lo que es un valor para una persona no necesariamente lo es para otra; y las virtudes pueden alcanzarse, algunas por el trabajo disciplinado y perseverante, otras sólo con la Gracia de Dios, son una disposición habitual y firme de tender al bien, de buscarlo, elegirlo y realizarlo.  Las virtudes son diferentes a los valores porque están proyectadas a cumplir el proyecto de Dios.

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El fundamento axiológico del Sr. Cázares se teje con cuatro órdenes de valores y virtudes entrelazados entre sí como fundamento para la vida del pueblo.

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Administración de los valores materiales, las virtudes intelectuales que ayudan a perfeccionar las facultades del alma: memoria, inteligencia o razón y voluntad que bien formadas buscan siempre la verdad; las virtudes morales que perfeccionan la voluntad y el carácter y son dirigidas por la razón; las virtudes espirituales desde la comprensión del ser humano como ser espiritual que perfecciona al hombre a un nivel trascendente.

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Estos basados en los conceptos tradicionales de la filosofía; ser humano, conducta humana, sentido comunitario y Dios; pero una filosofía enriquecida por el cristianismo, en torno al orden sobrenatural, el pecado, la gracia y la Redención. En conclusión un ser humano integro, viviendo en plenitud las dimensiones intelectuales, físicas-psicológicas y espirituales que lo lleven a realizarse como persona en bien de los demás.